domingo, 27 de febrero de 2011

Pienso en los asesinos que se santiguan antes de apretar el gatillo. Y pienso en las mujeres que se pintan los labios antes de besar a alguien que no quieren. Pienso en las madres que madrugan y cortan las rebanadas de un bocadillo para un hijo que no es su hijo. Y pienso en el sacerdote desnudo que le tiende un tubo de pasta dentífrica al monaguillo vestido. Pienso en los hombres del tiempo obstinados en predecir un futuro y pienso en los arqueólogos obsesionados con dibujar un pasado sobre la arena. Pienso en los hombres que afilan sus lápices para construir algo y pienso en los hombres que acarician metralla para demolerlo. Pienso en los hombres que comen pan y pienso en los hombres que barren las migas. Pienso en la nobleza de las mujeres y pienso en la nobleza de los hombres y me siento como un hermafrodita comparando dos días nublados. Y pienso, sobretodo, en Dios cascándosela mientras alzamos levemente nuestras cabezas hacia él y sacamos la lengua a la espera de un nuevo día.

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